mayo 17, 2024
Internacional Vida Social Vida Trending

Árbol de Navidad, del paganismo al catolicismo

Este objeto decorativo casi infaltable en las fiestas decembrinas, tiene su origen, en historias desde siglos antes de Cristo.

Existen vestigios de que algunas civilizaciones más antiguas a la llegada de Jesús, practicaban, aunque en un modo más burdo, la colocación de vegetación en sus hogares que era decorada para embellecerla, con flores, velas e incluso colocando regalos a los pies de su trontc.

Entre los siglos II y III d.C., en el corazón del imperio romano, esta actividad era considera como paganismo dentro de la ya afianzada religión católica y/o cristiana, pues se veía, a los ojos de los fieles, como una adoración a un objeto en lugar de a Dios.

Dentro de la cultura celta también hay registro de su tradición por decorar robles con flores, frutas y otros adornos, durante el solsticio de invierno, que formaba parte de sus creencias para preservar la “vida” de los árboles durante los meses más fríos y esperando verlos reverdecer en la primavera. Para ellos este acto simbolizaba la fertilidad y la regeneración.

Con el pasar de los años la religión católica se extendió a diversas partes del mundo ganando más y más adeptos y, ante la constante de encontrar que diversas culturas ofrecían algún tipo de “culto” a los árboles en la época de invierno, decidieron adaptar estas costumbres paganas, dándoles significado dentro de su fe.

Existe una leyenda que dice que, en el siglo VIII, en la región de Hesse, en el centro de Alemania, tenían la costumbre de decorar un roble que se encontraba en el centro del poblado en honor el dios Thor, por lo que, un misionero Bonifacio taló el árbol, ante la sorpresa de todos y en su lugar, ofreció un abeto.

En el lugar leyó el Evangelio y se dirigió a la multitud para señalarles que el abeto representa paz y vida eterna y que su copa señala al cielo, haciendo que ahora, esta tradición, fuera parte de la religión cristiana y no un acto pagano. 

Fue este hecho el que comenzó con la tradición en esa región de cortar abetos en invierno, llevarlos a casa y decorarlos. 

Sin embargo, las ciudades que se disputan como las primeras en el mundo de tomar este símbolo y colocarlo en la ciudad, como parte de la decoración de sus calles son: Tallin en Estonia y Riga en Letonia alrededor del año 1510.

Redacción: Alma Burgos Simón

Comentarios

Comentario

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *