Dogecoin, de un meme a una redituable criptomoneda.

Nació como un chiste; uno de sus fundadores no creía en ella, pero ahora es un éxito.
En 2013 unos amigos, Jackson Palmer y Billy Markus crearon, casi a modo de broma, una nueva criptomoneda para el mundo virtual, basada en la imagen del meme Doge, que es un simpático perrito de raza Shiba Inu; lo que nunca imaginaron es que: tendría éxito.
En 2014 se convirtió en un fenómeno en internet y su valor comenzó a subir y, prácticamente desde ese día no ha parado su popularidad, convirtiéndose en la actualidad en la octava criptomoneda con más valor en ese mercado.
Sin embargo, Jackson Palmer se retiró de este proyecto y vendió sus acciones en 2015, debido a que catalogó el mundo de las criptomonedas como “una comunidad tóxica”, por lo que al día de hoy, no percibe ganancias por este excéntrico producto digital.
Luego de varios años inactivo, Palmer reapareció con un nuevo Twitter en donde publicó lo siguiente: “Después de años estudiándola, creo que la de las criptomonedas es una tecnología inherentemente derechista e hipercapitalista construida principalmente para amplificar la riqueza de sus defensores a través de una combinación de evasión fiscal, reducción de la supervisión regulatoria e imposición de la escasez artificial“.
Según su opinión, el mercado está plagado de personas que ya son millonarias que crecen sus arcas gracias a este mercado y lo venden como una fantasía para las personas con economías no tan favorecidas.
Señaló que ante el incremento del interés mundial y la ganancia del las criptomonedas como un pago válido para transacciones en internet, es necesario que los países regularicen y legislen en la materia.