octubre 27, 2025
Vida Ciudadana

Arte en prisión: 72 horas encerrado para denunciar el aislamiento carcelario

En pleno corazón de Harlesden, al noroeste de Londres, una galería se transformó en una celda. Durante tres días, el performer Allen-Golder Carpenter permaneció encerrado en un cubículo de tres metros cuadrados, sin contacto visual con el exterior. La instalación, titulada Cell 72: The Cost of Confinement, fue concebida junto al artista conceptual Emmanuel Massillon como una poderosa denuncia del aislamiento extremo en el sistema penitenciario estadounidense.

Dentro de la celda improvisada, equipada solo con un colchón sucio, una mesa metálica y un teléfono, Carpenter vivió 72 horas como preso. El público lo observó en silencio desde una sala contigua, sin posibilidad de interactuar. Esta representación no busca dramatizar, sino mostrar con crudeza el impacto psicológico del confinamiento prolongado, una práctica común en prisiones de EE.UU., especialmente entre personas negras, como han señalado los autores.

A pesar de no haber estado en prisión, ambos artistas crecieron en Washington D.C., una de las ciudades con mayores índices de encarcelamiento. Desde esa experiencia indirecta, transformaron la violencia estructural en una obra tangible. Durante su encierro, Carpenter creó esculturas simbólicas con materiales rudimentarios, como cepillos de dientes convertidos en relojes de arena. Su uniforme de preso se incorporará a la exposición como parte del testimonio visual.

La instalación, que estuvo abierta hasta el 8 de junio en la Harlesden High Street Gallery, también tiene un componente activista: el 15 % de los ingresos será donado a organizaciones de justicia social y educación para personas presas. Así, Cell 72 no solo cuestiona el sistema carcelario, sino que busca generar un impacto real más allá del arte.

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